12. La etnografía del poder y sus objetos. Unidad III. Diciembre 9, 10-13 horas

 

El pie de foto dice: Deliberately “de-faced” Mayan Lords in Room 3, Bonampak (Quinn, Richard, The Amazing Mayan Murals of Bonampak. Dec 25, 2021).

(¿Podríamos renombrarla como Funcionarios impotentes? - ver Abélès y Badaró. ¿Los murales de Bonampak, no podrían ser una especie de reflexión sobre objetos inestables del poder? - ver Escalona).

12. La etnografía del poder y sus objetos

Diciembre 9, 10-13 horas

Bibliografía básica

      Abéles, M. y M. Badaró (2015). El poder desde cerca. Enfoques, dilemas y desafíos. En Los encantos del poder: Desafíos de la antropología política [pp. 105-127]. Buenos Aires, Siglo XXI.

      Escalona Victoria, J. L. (2023). Objetos inestables de una etnografía del poder. Aries. Anuario de Antropología Iberoamericana.

Bibliografía complementaria

    Hull, M. S. (2012). Introduction. In Government of Paper: The Materiality of Bureaucracy in Urban Pakistan [pp. 1-33]. University of California Press.

    Mbembe, A. (2006). Necropolítica seguido de Sobre el gobierno privado indirecto. En Traversées, diásporas, modernités», Raisons politiques, (21), 19-75.

    Scott, J. C. (1976). Introduction. The Moral Economy of the Peasant Rebellion and Subsistence in Southeast Asia. Yale University Press, pp. 1-12.


PREGUNTAS PARA LECTURA Y CONVERSACIÓN EN CLASE

Según Abélès y Badaró, ¿por qué es relevante para la antropología la imbricación del poder en lo social? ¿qué imágenes del poder y de la antropología se cuestionan con esta mirada antropológica puesta en la imbricación? ¿Qué aspectos problemáticos surgen de una perspectiva de implicación, colaboración o empatía? ¿Qué es la complicidad en la etnografía? ¿Cómo se formula el problema del caracter inútil e inofensivo de la antropología y qué nos dice eso de lo que es el conocimiento antropológico? ¿Qué nos dice la impotencia acerca del poder y de las posibilidades de hacer antropología del poder?

Según Escalona: ¿qué objetos etnográficos pueden formularse acerca de la relación entre poder y violencia? ¿Qué tipo de objetos surgen de preguntas acerca de la obediencia, la colaboración y la disputa por la dominación/obediencia? Qué preguntas surgen de un planteamiento centrado en la distinción entre estado y sociedad? ¿Como cambian estos problemas si se plantean desde el lado de lo cotidiano o lo habitual? ¿Qué sería una epistemología política permanente o una anti-antropología del conocimiento estable?

Según ustedes: ¿Qué sería una antropología del poder y cuales serían sus objetos y/o planteamientos más movilizadores o inquietantes? 


RECURSOS ADICIONALES

Anarchist Anthropology



Comentarios

  1. Yuridiana Urbina Ballinas30 de noviembre de 2024, 13:22

    Foucault rompe con las ideas tradicionales sobre el poder. En lugar de verlo como algo que poseen solo las instituciones o personas en posiciones de autoridad (como el Estado, el soberano o los jefes), lo redefine como algo que circula en toda la sociedad. Según él, el poder está presente en nuestras relaciones diarias: entre maestros y estudiantes, médicos y pacientes, empleadores y empleados, incluso entre amigos o familiares.

    Foucault también introduce la idea de que el poder no solo reprime (es decir, no solo dice "no puedes hacer esto"), sino que también produce. Por ejemplo, las leyes, normas y discursos de una sociedad crean formas de pensar, de comportarse y de ser. Un ejemplo es cómo la disciplina en las escuelas no solo castiga a los estudiantes que rompen las reglas, sino que moldea su conducta para que aprendan a seguirlas.

    Además, Foucault explica que el poder está íntimamente relacionado con el conocimiento. El poder no puede funcionar sin crear conocimientos (por ejemplo, sobre qué es "normal" o "anormal"), y el conocimiento, a su vez, refuerza las relaciones de poder. Así, disciplinas como la medicina, la psicología o la sociología no solo describen el mundo, sino que también ayudan a construirlo al definir qué es la salud, la enfermedad, la cordura o la locura.

    Este enfoque es útil para entender cómo las normas sociales se mantienen, pero también cómo pueden ser cuestionadas y transformadas. Así, el texto no solo analiza cómo funciona el poder, sino que también invita a reflexionar sobre las formas de resistencia y cambio en la sociedad.

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  2. Respecto a la clase de hoy, entiendo que es importante plantear cómo entendemos el poder y el rol de quienes lo estudian, por ejemplo, quienes intentamos hacer antropología. Si bien la existen perspectivas del poder, basadas en la dicotomía entre el soberano que domina y lxs marginadxs que son dominadxs, son en muchos casos insuficiente para conocer las complejidades y los matices que se encuentran en las relaciones de poder actuales. Este modelo tiende a ser rígido, a simplificar las dinámicas sociales y a ignorar las formas en que el poder se filtra, se reproduce y se negocia en las prácticas cotidianas.
    En relación con el pensamiento de Foucault, se ha propuesto un enfoque que entiende el poder no solo como algo que se ejerce desde arriba hacia abajo, sino como un entramado que atraviesa todas las relaciones sociales. Esto no significa abandonar el compromiso con lxs marginadxs al momento de hacer antropología, sino más bien reconocer que las tensiones entre ellxs y quienes detentan el poder no son siempre lineales ni evidentes. Lxs marginadxs no son solo víctimas pasivas; también son agentes que resisten, negocian y, en ocasiones, subvierten las dinámicas de poder.
    En este sentido, ¿qué significa ponernos del lado de lxs marginadxs? ¿Quiénes son? Pensar en esta tipo de relación binaria entre marginalizados y opresores, problematizar esta supuesta única tensión y examinar cómo las líneas entre ambos grupos a menudo se difuminan: ¿qué sucede con las personas que se encuentran en posiciones intermedias? ¿Cómo se articulan las resistencias dentro de las mismas estructuras de dominación?
    En este sentido, estudiar el poder exige complejizar las categorías y asumir que no todo se reduce a la represión. El poder puede ser productivo, disciplinario, normalizador, y, al mismo tiempo, un terreno de conflicto y creación. Lxs antropologxs, ¿analizamos estas dinámicas, también tiene la responsabilidad de visibilizar las voces de lxs marginadxs, pero también de cuestionar su propia implicación en los sistemas de poder que intentamos estudiar?

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  3. La lectura de Abélés y Badaró revisada en clases invitó a reflexionar sobre el tipo y la forma de antropología que se ha hecho y, seguimos haciendo en la actualidad. También nos invita a cuestionar el papel de la “antropología compasiva” que con intención o no, ha procurado defender la posición de los desposeídos y “dar voz a los sin voz”. Posturas antropológicas que están dispersas en varias partes del mundo. Chiapas, México, no es la excepción. Sobre todo, porque hay una tradición antropológica que en términos etnográficos es amplia. Debe recordarse que, desde los tiempos de Lázaro Cárdenas como presidente de México, se institucionalizaron políticas indigenistas sobre la necesidad de documentar lo indígena, con la idea de saber cómo incorporarlos a la modernidad. Los estudios etnográficos arrojaron información interesante de quienes eran ellos, y cómo se representaban frente a otros grupos indígenas. Sobre todo, en términos de la organización social, política, religiosa, económica y ambiental.
    Es a finales de la década de los 60´s y hasta la actualidad, que el poder empieza abordarse desde una visión represiva y que la ejecuta el Estado. Es desde esta posición que se escribe una cantidad innumerable de trabajos antropológicos que abogan por la defensa de los desamparados. En la actualidad, persiste la inercia de un sector de la academia antropológica por seguir escribiendo y defendiendo las causas de “los más desfavorecidos” en el contexto de la discusión y ejercicio del poder. Sin embargo, esta enunciación del poder se sigue realizando de manera segmentada.
    Los autores mencionados, como las aportaciones de Foucault en la Microfísica del poder, justo invitan a no cegar la mirada amplia en la revisión del ejercicio del poder de un solo lado, sino a tener una mirada completa y compleja de las implicaciones de ese ejercicio. Sobre todo, cuando hablamos de aquellas formas organizadas que existen a nivel comunitario, donde existe una serie de operaciones materiales y de subjetivaciones de mecanismos de control que maniobran la cohesión y la toma de decisiones sobre algo. Por lo tanto, el análisis del poder no solo puede realizarse desde el cuestionamiento al Estado a entes colectivos organizados, sino también cómo se ejerce el poder al interior de estas unidades organizadas.

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  4. El texto de Abelés y Badaro me generó varias preguntas. Una de ellas tiene que ver con la crítica recurrente que se le hace a la antropología por su complicidad, lo que me lleva a cuestionar si sería más útil apelar al binomio complicidad-compasión como vectores que operan de manera simultánea configurando un campo intelectual. Apelando a Foucault, me pregunto: ¿cómo se han constituido estas ideas como lugares comunes para criticar el trabajo antropológico? Y qué prácticas configura.
    Mi segunda pregunta es más pragmática: ¿cómo se llega a trabajar en la Organización Mundial del Comercio? Aquí creo que las claves están más cerca de Bourdieu que de Foucault, especialmente al pensar en la configuración de un campo antropológico, en los capitales y jerarquías correlativas de la antropología que se practica en ciertos países, pero no en México. Me refiero también a los sujetos que poseen esas capacidades discursivas y de actuación. Es cierto que hay pocas investigaciones sobre las élites, y aún menos aquellas que se han consolidado como textos clave en los planes de estudio. Y si este déficit de estudios sobre ciertos grupos no obedece a que la mayoría de los estudiantes de doctorado no tienen acceso a esas élites. Tal vez en otros espacios académicos fuera del CIESAS-Sureste, los hijos e hijas de académicos puedan realizar investigaciones interesantes sobre las élites doradas de la UNAM, por ejemplo. Pero, en términos pragmáticos, ¿qué es más accesible para alguien que proviene de una universidad pública sin una herencia que la respalde?

    Mi tercera observación apunta a algo que veo como sintomático tanto en los activismos como en la academia: ciertos discursos progresistas parecen servir más para que los sujetos se vuelvan los protagonistas de la denuncia, para presentarse como adecuados a ciertos medios o como personas preocupadas por "los desposeídos". Aquí pienso más bien en lo que podría considerarse un "performance compasivo". Este performance permite a ciertos individuos acumular capital social, continuar en la lógica de distinción y, en última instancia, pertenecer al campo intelectual o del activismo. Sin embargo, este proceso termina por banalizar los temas con los que supuestamente están comprometidos, como la violencia, por ejemplo, al hacerla visible de una forma que pierde fuerza y complejidad. Es cierto, que de alguna forma nos volvemos administradorxs del sufrimiento, al narrarlo, al gestionarlo, pero ¿hay posibilidades de salir de esta lógica?

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  5. Fanón y la Necropolítica

    Desde lo entendido por Achille Mbembe (2016), la reflexión sobre la necropolítica puede entenderse en el marco de la historia del colonialismo: el central fenómeno de dominación en África que, desde la modernidad, transformó el continente africano en el espacio de la muerte. De la misma forma en que el concepto biopolítico fue desarrollado para intentar describir una manera consistente de concepción de vida que produce, disciplina, segrega, prepondera, etc., el concepto necropolítica designa la manera consistente en que condiciones contingentes de la biopolítica predisponen centralidades capitalistas a instaurar Y administrar escenarios de muerte, algunos más explícitos en términos de violencia y otros, más sutiles.

    Por otro lado, es necesario para mi interés parafrasear el pensamiento de Frantz Fanón el cual trae de vuelta nociones centrales con respecto a conceptos como la necropolítica. Fanón identifica el patriotismo con la violencia, puesto que el Estado es lo que impone a un grupo humano su forma de vida, frente a la cual los subordinados pueden oponerse. Esta oposición podrá revestir formas distintas y en ocasiones abrazarse con la no violencia, pero aquellas raramente serán efectivas o significarán una liberación real. Esto lo relaciono con el ejemplo que puse sobre el escenario de los falsos positivos en Colombia. En suma, siguiendo la lógica del texto fanoniano, el poder de los Estados no reside solamente en su potencia soberana de organizar la economía, la educación o la justicia, sino que al mundo que construyen desde arriba lo organizan desde un origen impregnado de sangre y violencia para poder ejercer y sostener ese poder en el tiempo.

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  6. El texto el poder desde cerca, es crítico y provocador, Abelés y Bardaró cuestionan el papel del antropólogo y la forma de ver el poder, en la antropología colaborativa y los matices de los discursos que la envuelven. Si bien, el paradigma positivista de supuesta neutralidad ha quedado en el pasado. El posicionamiento desde el compromiso político, el acompañamiento en movimiento sociales, en organismos internacionales plantea nuevas reflexiones. En este sentido los autores advierten como se puede caer una visión dualista del poder, estar del lado de los oprimidos de la resistencia, puede conducir a la figura de salvador por parte del antropólogo, "dar voz a los sin voz", estar dentro puede reducir la perspectiva de todos los matices del poder, conducir a una mirada más cercana a un poder soberano.
    ¿como construir una reflexión antropológica más allá de los matices morales? ¿Qué ocurre con la voluntad de " colaboración" cuando no hay posibilidad de generar empatía o identificación ideológica, política o ética con los grupos estudiados?
    Otro punto relevante, es referente al poder impotente ¿ puede haber una colaboración inútil? la reflexión que se realiza sobre la Organización Mundial de Comercio, los diálogos con el director de esta institución ¿que tipo de antropología se necesita para este tipo de organizaciones? ¿cuáles son los límites en la colaboración? ¿qué tanto la inercia institucional limita la capacidad de accionarse?.

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  7. Con relación al tema de la empatía, tratado durante la discusión en clase, recordé la propuesta de “ser afectada” que Jeanne Favret-Saada desarrolla con el propósito de construir alternativas metodológicas para superar las limitaciones de dicha noción.
    En el ámbito del trabajo antropológico, Jeanne sostiene que la empatía implica la identificación o comprensión de los sentimientos y experiencias de otra persona desde una cierta distancia. Sin embargo, subraya que en muchas ocasiones no conocemos a fondo a nuestras(os) interlocutoras(es), lo que hace imposible dar cuenta de los afectos del otro(a) o intentar comprenderlo(a). Para la autora, este dispositivo metodológico, el "ser afectada", permite a la investigadora ser impactada(o) y transformada(o) por las experiencias y emociones de las personas con las que interactúa en el campo. En otras palabras, implica dejarse llevar por las intensidades y emociones del contexto, desarrollando así un tipo de conocimiento que no parte ni de la observación participante ni mucho menos de la empatía, sino del "dejarse afectar" por lo que se vive en el entorno, sin asumir resonancias afectivas con el otro(a). ¿Podría este dispositivo metodológico servir para ampliar la perspectiva de la empatía que discuten Abèlés y Badaró?

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  8. Miriam Martínez Méndez12 de diciembre de 2024, 1:40

    La antropología colaborativa es un reto porque desde la implicación en los procesos sociales o situaciones específicas nos pudiera abrir un abanico de intervenciones y de interlocución donde la construcción colectiva del conocimiento sea una constante en el trabajo de campo.
    Desde ahí retomo a Hugh Gusterson en relación a la importancia de un diálogo con nuestras colaboradoras donde entendamos que existen diversas voces y todas son válidas, planteando la importancia de comprender y humanizar al otro, la propuesta del autor me parece fundamental, sin embargo, me pregunto ¿sabemos lo que significa humanizar? ¿hemos realizado esos ejercicios con las personas cercanas a nosotras? ¿podremos hacer ese tipo de etnografía si no tenemos experiencias al respecto? Me parece que el trabajo antropológico va más allá de únicamente conocer la teoría; es relacional porque estamos en constante vínculo con las personas. Por lo que, me quedó con la pregunta ¿podemos ser antropólogas? ¿Podemos ver más allá de nuestras propias convicciones para entender esa polifonía de voces allá afuera de nuestro mundo y tener la posibilidad de que se conviertan en un mundo ampliado? o ¿podemos escuchar y construir una manera de salirnos del rol de continuidad de un saber y un poder y pensar que venimos a salvar ese, su mundo? Tenemos un gran reto si queremos explorar más allá de lo conocido y de nuestro ego salvador.

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