4. Foucault y el poder soberano. Unidad I. Octubre 7, 10-13 horas

 


4. Foucault y el poder soberano

Octubre 7, 10-13 horas

Bibliografía básica

      Foucault, M. (1976). Suplicio. En Vigilar y castigar [pp. 6-66]. Buenos Aires, Siglo XXI.

      Foucault, M. (2000). Clase del 21 de enero de 1976. En Defender la Sociedad. Curso en el Collége de France (1975 - 1976) [pp. 49-66]. Buenos Aires, FCE.

Bibliografía complementaria

     Foucault, M. (2011). Derecho de muerte y poder sobre la vida. En Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber [pp. 125-150]. México, Siglo XXI.

     Foucault, M. 1992 (1976). Curso del 14 de enero de 1976. En Microfísica del poder [pp. 125-137]. Madrid, La Piqueta.


PREGUNTAS PARA LECTURA Y CONVERSACIÓN EN CLASE

Suplicio en Vigilar y castigar

¿Cuáles son las diferencias y las continuidades entre el suplicio y el empleo de tiempo presentados por Foucault?

¿Cómo se transforman los modos de tratamiento del cuerpo?

¿Por qué es importante el estudio de los métodos punitivos a partir de una tecnología política del cuerpo?

¿A qué se refiere Foucault al hablar de una “economía política del cuerpo”?

¿Por qué hablar de una “microfísica del poder”?

¿Cómo se relaciona el saber con el poder?

¿Cuáles son algunas de las características definitorias del suplicio?

¿Qué relación existe entre suplicio y confesión?

¿A qué se refiere el derecho de castigar como derecho del soberano?

 

Clase del 21 de enero de 1976, Defender la sociedad

¿Cuáles son los tres elementos previos y por qué es necesario liberar el análisis del poder de éstos?

¿Por qué las relaciones de poder son pensadas desde la perspectiva de la guerra constante?

¿Cómo se contraponen lo que Foucault denomina el discurso histórico político sobre la sociedad y el discurso filosófico jurídico?

¿Qué concepción de racionalidad aparece en el discurso histórico político según Foucault?

¿Cuál es la crítica que realiza el pensador francés a la dialéctica hegeliana y sus continuaciones?

¿Cómo funciona el discurso de la lucha de razas y el racismo de Estado?

 

RECURSOS ADICIONALES

Comentarios

  1. Yuridiana Urbina Ballinas9 de octubre de 2024, 12:42

    En "Vigilar y castigar", Michel Foucault realiza un análisis profundo de la transición del suplicio a formas más sutiles de control social y corporal, destacando tanto las diferencias como las continuidades entre estos métodos. El suplicio, con su brutalidad y exhibición pública, contrasta marcadamente con el empleo de tiempo, que se enfoca en una disciplina más interna y sistemática. Esta transformación refleja un cambio en los modos de tratamiento del cuerpo, donde el poder se ejerce de manera menos violenta, pero más insidiosa, regulando las conductas cotidianas de los individuos.

    Un aspecto fundamental en el pensamiento de Foucault es la importancia del estudio de los métodos punitivos a partir de una "tecnología política del cuerpo". Aquí, el poder no solo se manifiesta a través de la fuerza, sino también mediante la organización de la vida cotidiana y la normalización de comportamientos. Al introducir el concepto de "economía política del cuerpo", Foucault revela cómo el saber y el poder se entrelazan en la construcción de sujetos disciplinados, destacando que el conocimiento no es solo una herramienta, sino también un mecanismo de control.Entre las características del suplicio se encuentran su naturaleza pública y su objetivo de generar un efecto ejemplar, creando una relación directa con la confesión. Ambos conceptos buscan controlar el cuerpo y producir verdad, revelando el deseo del poder de someter a los individuos a una vigilancia constante. Finalmente, el derecho de castigar, entendido como derecho del soberano, va más allá de la mera sanción; incorpora una dimensión de control social que regula la vida en comunidad.
    Las reflexiones de Foucault sobre el suplicio y su evolución hacia formas más sofisticadas de poder nos invitan a cuestionar cómo se configuran las dinámicas de control en nuestras prácticas cotidianas y el impacto que tienen en la subjetividad y el cuerpo. Su análisis sigue siendo relevante, ya que nos ayuda a entender las sutilezas del poder en la sociedad contemporánea.

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  2. De la obra Vigilar y Castigar de Foucault voy a centrarme en la idea del “suplicio”, abordada ampliamente por el autor. Él refiere los diversos castigos y exposiciones públicas que se realizaron en tiempos pasados, con el objeto no solo de castigar sino también de mostrar al público y al condenado, que el sufrimiento de dolor físico y emocional también puede ser controlado por determinadas fuerzas de poder. Sin embargo, el plus del trabajo del autor es que nos explica que, en tiempos contemporáneos, quienes forman parte de esas instancias de control del poder, operan fuertemente en nuestras cotidianidades actuales, porque de alguna manera, y a diversas escalas, estamos inmersos en el ejercicio del poder.
    Considero que el método punitivo de la “tecnología política del cuerpo” de la que nos habla el autor, es un gran retrato de las formas de control que se ejercen sobre el cuerpo. Como bien aclara él, este es comprendido como un objeto de conocimiento que es controlado por quienes forman parte de las instituciones legitimas y legales que se han creado desde antes y en tiempos de la modernidad. Control que también se ejerce desde las ciencias, al segmentar el cuerpo en áreas especializadas de conocimiento. En este sentido, tiene lógica la apreciación que hace él, al hablar de la economía política del cuerpo, no solo como elemento principal de la organización social y política del cuerpo, sino también como el mecanismo central para producir “utilidad y docilidad” para la permanencia de las relaciones de poder que se ejercen en un sistema estructurado de poder.
    Pensando en la tecnología del cuerpo considero que quienes llegan a padecer sufrimiento por sus dolencias, no solo son aquellos que tienen los medios de conocimientos, financieros y de acceso a los servicios médicos privados. También están las personas con epilepsias que, por su condición de ruralidad, de clase, género, etnia y tipos de epilepsias, están inmersas al suplicio no solicitado. Sobre todo, cuando no pueden acceder al sistema público de salud, aun cuando su derecho está garantizado en normas jurídicas. Convirtiéndose así en un producto de “utilidad del sufrimiento”. Que es facilitada por quienes controlan institucionalmente la economía política del cuerpo para la prolongación del dolor físico, emocional y espiritual del padecimiento en las epilepsias.

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  3. si algo me parece interesante de Foucault es su método, considero que para hablar de genealogía es necesario remontarnos a Nietzsche quien en su "Genealogía de la moral" realiza un rastreo de cómo el cristianismo realizó una inversión de los valores, para Nietzsche la cultura griega clásica tenía un culto al cuerpo y a la vida, por medio de los arquetipos dionisíacos y apolíneos, sin embargo, la religión cristiana crea una cultura hostil al cuerpo, por tanto hostil a la vida. De manera similar Foucault analiza como las transiciones que se dan a nivel de la episteme de la época clásica a la época moderna respecto a la locura, la sexualidad y en este caso, la vigilancia y el castigo... una transición que implica pasar de la tortura y sufrimiento de las "mil muertes del cuerpo" a una "economia de los derechos suspendidos". Para Foucault el sistema penal moderno se interesa menos en aplicar la ley a un cuerpo que a un "sujeto juridico".
    otra cuestión interesante para mí es como el filosofo explica que las verdades cientificas determinana un papel importante en el determinamiento del saber punitivo, capaz de operar por medio de la criminalistica, la antropologia juridica, la psiquiatria... El tratamiento de la locura va cambiado, al final, todo va encauzado a la consolidación de la verdad y el saber científico, “estos discursos se entrelazan con la practica del poder de castigar”, pues en la relación poder y saber, estos están siempre imbricados.
    En resumen, esta obra me resulta interesante ya que se centra en reconstruir la genealogía del disciplinamiento de los cuerpos en la época moderna, al explicar el surgimiento de las prisiones. Así mismo, mostrar como se da la creación de “los cuerpos dóciles”, por medio del disciplinamiento y la vigilancia. Este modelo esta construido no solo por el sistema penal sino también por los hospitales, el ejército, las escuelas, talleres, la psicología y la psiquiatría.
    Es decir, busca comprender economía del castigo y sus diferentes formas de distribuirse en cada episteme. Algo que el autor deja claro en toda su obra es que las relaciones de poder siempre penetran en los cuerpos, incluso en los disciplinamientos “suaves” siempre es del cuerpo de lo que se trata.

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  4. La clase sobre “Foucault y poder soberano” nos permitió reflexionar sobre el disciplinamiento de los cuerpos y el control que ejercen los Estados sobre las poblaciones. Se hace evidente la caída del relato del Estado-nación y de los Derechos Humanos como la "gran hazaña" moderna que dio lugar a la creación de organismos internacionales, como la ONU, que, en teoría, defienden marcos normativos destinados a la protección de la vida. Sin embargo, el conflicto y el genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo palestino demuestran cómo algunos cuerpos importan más que otros, poniendo de relieve lo que Foucault expone en Vigilar y castigar sobre el "suplicio": el castigo corporal que, en la Europa de la Edad Media y la temprana Edad Moderna, convertía al cuerpo del condenado en el foco de torturas y mutilaciones. Esto no es un fenómeno exclusivo de aquella época, sino que sigue siendo una tecnología de poder que simboliza y hace visible el control del Estado sobre los cuerpos con el objetivo de disciplinar a través del terror.

    El genocidio del pueblo palestino plantea la pregunta: ¿qué cuerpo castigado estamos observando? Tal como señala el “Informe de la Relatora Especial sobre la Situación de los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados desde 1967” de Francesca Albanese, este genocidio y el disciplinamiento de los cuerpos están ligados al colonialismo, es decir, a la negación del derecho a existir de un pueblo. Esto no solo implica la destrucción de cuerpos, sino también la eliminación física y la "desintegración forzada" de sus instituciones políticas, sociales, cultura, lengua y prácticas religiosas. El genocidio constituye un proceso integral de destrucción de un “otro”, que se lleva a cabo mediante las formas modernas del poder y el uso de armas. Entre las formas de castigo se incluyen el hambre, la destrucción de elementos identitarios esenciales para la supervivencia y la privación de educación, empleo e higiene.

    La invitación, entonces, es a reflexionar: ¿qué cuerpos importan más? ¿Qué tecnologías se emplean para salvaguardar la vida y evitar la repetición de los suplicios modernos?

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  5. Foucault y el poder soberano.
    Los tres elementos previos que se mencionan en el texto para liberar el poder que identifiqué en Foucault son:
    1. La ley: Se refiere a las normas y regulaciones que estructuran el poder y las relaciones sociales.
    2. La unidad del poder: Este elemento implica la existencia de un poder centralizado que unifica y organiza las diversas formas de poder. Cómo el Estado.
    3. El sujeto: Se refiere al individuo que es considerado como portador de derechos y capacidades, y que puede ser sometido en una relación de poder.
    Es necesario liberar el análisis del poder de estos elementos porque la teoría de la soberanía, al centrarse en estos aspectos, no permite un análisis adecuado de la multiplicidad de relaciones de poder. En lugar de partir de estos elementos previos, se propone enfocarse en las relaciones de dominación y los operadores de dominación que constituyen la trama efectiva de las relaciones de poder. Esto implica estudiar cómo las relaciones de poder y dominación son fácticas y efectivas, y cómo fabrican a los sujetos en lugar de deducir los poderes de la soberanía

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  6. En esta perspectiva del poder soberano, me parece importante acoger que la dimensión de análisis propuesta aquí permite discusiones energéticamente vigorosas, las cuales, aunque desde una perspectiva eurocentrada, dejan entrever un tipo de metodología particular para entender lo contado como historia en términos de como los modos del control de los cuerpos se establece a través de un tipo histórico particular de espectáculo de la muerte.

    Lo que me queda más claro, retomando lo discutido en la clase, es el estilo genealógico y arqueológico nietzscheano/foucaultiano desde el cual se pretenden hacer hablar a los hechos históricos.

    Así, la historia, y su articulación con el poder en este campo de interpretación, se transmite desde una noción no necesariamente lineal, evolutiva, iluminista o ascendente. Pararse desde la noción de discontinuidad y ruptura genealógica en el orden del relato, desde Foucault, ofrece un relieve de análisis que me parece profundamente interesante y al mismo tiempo debatible. Por lo tanto, en lo que consideramos historia en perspectiva genealógica, es recuperable ovacionar que lo dicho sobre el pasado y sus dicótomas narrativas evangelizadoras creadoras de realidades concretas cobran otros sentidos.

    Sin embargo, necesito recuperar y relacionar en otro escenario histórico particular el colonialismo, con el humo de violencia que cubre su percepción en un registro histórico narrativo especifico, y establecer un paralelo sobre qué tanto de ese contexto histórico constituye la historia que se sigue contando sobre el colonialismo y su carácter constitutivo desde el cual se produce el presente. Podría atraer, algunas de las tesis sobre la colonialidad del ser, saber, poder, la naturaleza y el género (sin dejar de lado el hilo de críticas especificas desde los feminismos enmarcadas en el no énfasis de Foucault en las diferencias sexo género que también se mencionaron en la clase) con un inflexión decolonial y poscolonial, las cuales son de ayuda para eslabonar lo escrito en piedra a nombre del colonialismo, y lo que sigue latente en el presente. Pero ¿qué de esa relación colonial en términos de violencia fue realmente? ¿El poder, desde una explicación relacional, hasta dónde alcanza para discutirlo? ¿Sería suficiente releer el poder soberano como herramienta colonial desde una rejilla de análisis genealógica foucaultiana? Son preguntas que me quedan para intentarme responder.

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  7. Este texto me resultó provocador en varios sentidos, la reflexión sobre la fascinación por la violencia, la crueldad y la barbarie como parte de una idea de justicia, el espectáculo del dolor, el aparente cambio de la idea de suplicio por un moderno sistema penitenciario. Aunque el castigo tiende a convertirse en la parte más obscura del sistema penal. La tortura sigue funcionando como mecanismo de confesión. El suplicio se camuflajea, pero sigue latente. Llevándolo a los proceso de subjetivación me pregunto, ¿cómo nos autocastigamos internamente? ¿que formas de suplicio nos infligimos? ¿cómo se vincula la culpa con el suplicio?

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    1. Jimena López Montaño11 de diciembre de 2024, 7:37

      Es justo este punto el que me gustaría reflexionar: nuestra torcida idea de justicia y verdad. Creo que ambos conceptos han facilitado que el ejercicio de poder sea brutal y masivo como lo hemos visto, ya desde los análisis de Foucault, pero también de nuestra propia experiencia actual. Elaboraré a continuación.

      Si la verdad llega tarde, como bien discutíamos en clase. Si la verdad puede falcificarse, forzarse por medio de una confesión por medio del dolor y la tortura. Pero también puede forzarse por medio de un peritaje hechizado y maquillado. Entonces ¿qué es realmente la verdad y la justicia? En el tiempo de la quema de herejes y transgresores, quizás quienes expedían los castigos pensaban que hacían algún tipo de justicia divina. Pero en realidad, como hemos visto, habían intereses mucho más profundos. A lo que vot con todo esto es que la ilusión de justicia es también un ejercicio de poder. Es parte de ese poder soberano, legal, estatal, divino: y sobre todo, sirve en función de mantener el estado deseado.
      Me pregunto realmente si hoy hay más justicia que antes. Lo dudo. Ahora, las cárceles están llenas de pobres no de culpables. Los millonarios pueden ser libres en este mundo en el que vivimos mientras cientos de personas son señaladas, perseguidas, violentadas y controladas. El disciplinamiento de los cuerpos responde a estas ideas torcidas de justicia. Hay cuerpos que la merecen desmedidamente, y otros, a quienes se les resbala. ¿Cómo serían entonces, otras formas de pensar la justicia?

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    2. Continuando con la discusión que abre Claudia, y con respecto a lo visto en clase, específicamente a partir del texto de "Suplicio" (Foucault, 1976), considero al respecto un par de aspectos. Como Clau plantea, es real que históricamente ha existido una "fascinación por la violencia, la crueldad", es suficiente echarse un clavado a cualquier archivo histórico, verificar documentación procesal o judicial, para entender que siempre ha habido algo de crueldad (física, psicológica...) para ejercer "justicia", la cual como el mismo Foucault lo menciona en su clase del 11 de enero de 1978, el suplicio no solo actúa como elemento para expiar la culpa del "delincuente", sino que también establece el ejemplo de las consecuencias que pueden existir ante determinado crimen, y con ello mantener en línea a la población, bajo el miedo de saber cuál puede ser la consecuencia de sus actos.
      Pero también me pregunto, quizá un poco fuera de tema, ¿qué pasa con aquellas actividades que son llamadas como culturales y que implican el suplicio de no humanos, por ejemplo las corridas de toros o las peleas de gallos?

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