6. Poder y violencia. Unidad II. Octubre 21, 10-13 horas
6. Poder y violencia
Octubre 21, 10-13 horas
Bibliografía
básica
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Foucault,
Michel (1976). Castigo. En Vigilar y castigar [pp.
71-131]. Buenos Aires, Siglo XXI.
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Taussig, M. 2004. Terror as usual: Walter Benjamin’s
Theory of History as Stage of Siege. En N. Scheper-Hughes & P. Bourgois
(Edits.) Violence in War and Peace. An
Anthropology [pp. 269-271]. Blackwell
Publishing.
Bibliografía
complementaria
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Taussig, M. (2004). Culture of Terror – Space of
Death: Roger Casement’s Putumayo Report and the Explanation of Torture. En N.
Scheper-Hughes and P. Bourgois (Eds.) Violence
in War and Peace. An Anthropology [pp. 39-53]. Blackwell Publishing.
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Federici,
S. (2010). Introducción. En Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y
acumulación originaria [pp. 21-32].
Madrid, Traficantes de Sueños.
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Arendt, H. (2004). Eichmann in Jerusalem: A report on
Banality of Evil. En N. Scheper-Hughes & P. Bourgois (Edits.) Violence in War and Peace. An
Anthropology [pp. 91-100]. Blackwell
Publishing.
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Milgram,
S. (2004). Behavioral Study of Obedience. En N. Scheper-Hughes & P.
Bourgois (edits.) Violence in War and Peace. An Anthropology [pp. 145-149].
Blackwell Publishing. 145-149.
PREGUNTAS PARA LECTURA Y CONVERSACIÓN EN CLASE
Taussig
RECURSOS ADICIONALES
La reflexión que quiero compartir surge de mi investigación sobre la identidad de género y las trayectorias emocionales de hombres homosexuales. No puedo evitar relacionar las lecturas de Foucault, en Vigilar y castigar, con este tema. Foucault muestra cómo el poder disciplinario moldea a los individuos a través de la vigilancia y la normalización, no solo reprimiendo el cuerpo, sino también las emociones y la identidad. En el caso de los hombres homosexuales, estas formas de control social influyen en la represión y ocultamiento de su identidad, pero también se observan resistencias que desafían las expectativas de género, creando nuevas formas de expresión emocional y personal.
ResponderEliminarA través de su análisis, Foucault expone cómo el poder disciplinario deja de centrarse en el cuerpo para enfocarse en la mente y el comportamiento de los individuos, creando una forma más sutil pero efectiva de control social. La noción de castigo, en lugar de ser simplemente un medio para infligir sufrimiento, se convierte en un mecanismo de corrección, vigilancia y normalización. Este enfoque resalta el vínculo entre poder y conocimiento, y cómo las instituciones disciplinarias moldean sujetos "útiles" y "dóciles". Foucault nos invita a reflexionar sobre las formas contemporáneas de control social, no siempre visibles, pero profundamente arraigadas en las estructuras de poder que organizan nuestras vidas.
comentario sesión 6
ResponderEliminarEn la clase pasada leímos como lectura complementaria a Silvia Federicci, una autora que se posiciona desde el marxismo y el feminismo. Normalmente, por cada curso leemos unos 30 autores y entre ellos, a una mujer. Como ejemplo cito cursos anteriores, en teoría 1 discutimos a Gloria Anzaldúa, en epistemología a María Lugones y a Donna Haraway, a está última, por supuesto, la discutimos desde la perspectiva de que era "incoherente" como propuesta epistemológica. De Federicci se comentó que realizaba un análisis muy "simple" y esto me hacía reflexionar acerca de ¿Porque leer mujeres sigue siendo incómodo? En lo personal considero que el modelo de academia mexicana está muy influenciado por lo que ha caracterizado al sistema partidista en México, al ser, paternalista y clientelar.
Esto lo menciono porque creo que lo que nos posiciona como sujetos siendo sujetos dentro de las aulas, es en parte, lo que Foucault nombraría como el disciplinamiento desde la obediencia de " los cuerpos dóciles". Lo cual implica asentir cuando se debe hacerlo, pareciera que muchas veces no importa si se lee o no, si se opina o no, si se está en contra o a favor. Asentir tiene la ventaja de que nos permite tener una estrellita en la frente, o de por lo menos no ser considerada(o) como un sujeto incómodo.
Por el contrario, disentir, nos coloca como cuerpo incómodo, y eso implica encarnar también la figura de " bruja", porque al discernir, no solo estamos rompiendo un pacto con algunos hombres, sino también con algunas mujeres, que muchas veces serán quien más señalen ese cuerpo incómodo que comúnmente, a partir de ahí, será señalado como cuerpo que corresponde al de las "malas mujeres", las que " son también malas esposas, malas madres y las que, ¡Oh!, seguramente tampoco se depilan los sobacos"
Considero que leer mujeres importa, sobre todo porque desde hace ya muchas décadas, varias autoras que en su momento resultaron también incómodas ( y parece que aún siguen siéndolo) nos invitan a reflexionar y rastrear cosas que permanecían ocultas, hackear la episteme desde otros ángulos, e intentar discutir con "las voces de los ángeles", aquellas figuras sagradas dentro de nuestra cultura.
Desde mi perspectiva, son esos cuerpos incómodos los que han formado las grietas que permiten pensar y tejer las heterotopias del futuro, uno donde no ya haya que luchar por tener un cuarto propio, ni lanzarse al río, meterse al mar, llenarse el estómago de barbitúricos, ni meter la cabeza en el horno (referencia a las muertes de Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y Silvia Plath) ... Un futuro que nos permita pensarnos desde esos " espacios otros", donde podamos dialogar con quimeras y dioses, ya no desde la subordinación de nuestra palabra, y tal vez, sin que la presencia de nuestros cuerpos siga siendo considerada "incómoda".
El texto de Michael Taussig resulta interesante para analizar cómo el terror produce, más que un desorden, un orden social con lógica propia (válgase la redundancia). El texto encuentra sustento en la teoría de la historia de Walter Benjamin y de la llamada Escuela de Frankfurt, pero también en el fragmento de un poema de Bertolt Brecht al analizar la Alemania de 1930 donde él ve: “un desorden ordenado”. Estos planteamientos, llevarán a Taussig a indagar en la realidad Latinoamericana, a partir de su aproximación a Colombia en el último tercio del siglo XX, cómo el caos en el país que él observa (una joven democracia que está atravesada por un conflicto armado interno con varios aristas en disputa por el poder), resulta algo cotidiano y no como una desviación a la norma, por ello se permitirá señalar tras su acercamiento al país sudamericano, que él ve en Colombia: “un orden desordenado tanto como un desorden ordenado”. Quizá este planteamiento pueda apoyarnos hoy para compresión de los contextos sociales contemporáneos no solo de África o América Latina, sino en Europa (Oriental) y sus más reciente conflictos a partir del caos por la crisis climática, la migración y el avance de la derecha en las "democracias consolidadas".
ResponderEliminarEn clase compartí que Silvia Federicci inició en 2019 una campaña que busca visibilizar y rastrear la caza de brujas (presente y pasada) en diversas territorialidades, en ese sentido, me gustaría recuperar algunos puntos clave de esta campaña con la intención de poner al centro del debate la persecución, castigo y ejecuciones que atravesaron cientos de miles de mujeres durante la emergencia del capitalismo. A decir de Silvia este evento se constituye como un aspecto fundacional de la modernidad, uno los episodios más relevantes que ha sido sistemáticamente silenciado.
ResponderEliminarEl proyecto, conformado por una colectiva de mujeres, lleva el nombre de “Campaña por la recuperación de la memoria de las mujeres acusadas de brujería” y busca recuperar la memoria de las mujeres que fueron perseguidas y asesinadas bajo la acusación de pactar con el diablo y realizar hechizos. Para la colectiva, la caza de brujas es un aparato institucional de exterminio feminicida de inmensa magnitud que preparó al capitalismo y a la modernidad en el papel que socialmente debían adoptar las mujeres.
Revelar el terror que durante tres siglos sembró el Estado en aquiescencia con la Iglesia en territorios de la monarquía hispánica (de Europa occidental a África y América) a través de esta Campaña, permite evidenciar los mecanismos disciplinarios que hasta el día de hoy se siguen actualizando atrayendo a un nuevo conjunto de políticas promovidas por intereses capitalistas, patriarcales y religiosos (movimientos extremistas) que vuelven la mirada al cuerpo de las mujeres para acusarlas nueva y reiteradamente de brujería. En México, por ejemplo, de 2019 a 2024, hay 21 sentencias en el Consejo de la Judicatura donde mujeres enfrentan acusaciones por ser brujas y seguramente hay muchos casos más que no llegan a instancias gubernamentales y que ponen en peligro la vida de las mujeres ¿qué podemos hacer desde nuestra trinchera para evitar que se continúen diseminando mensajes de odio impregnados por ideologías religiosas?
Antes que nada, quiero resaltar que mi acercamiento a este tipo de literatura ha sido sucinto, por eso mi intención de recuperar algunas notas que me parecen relevantes a la hora de redefinir mi posicionamiento frente a los feminismos. Como ya intenté explicar en la exposición en clase, una de las mayores obras escritas sobre feminismo marxista es "Calibán y la bruja". Es claro que Silvia Federici arma una crítica extraordinariamente potente que consistentemente relaciona la cacería de brujas desarrollada por el Capital con la constitución heteronormativa y patriarcal de las vidas y los cuerpos. Federici ha señalado como se cazó varios siglos, en Europa, a un gran número de mujeres sospechadas de brujería. Es de resaltar qué durante este oscuro periodo, se llevó a cabo una persecución cruel y sistemática en la cual las mujeres eran sometidas a juicios injustos y torturas inhumanas. Por ende y cómo se discutió en clase, la caza de brujas, no solo fue una herramienta de control social, sino también una forma de suprimir la autonomía y resistencia de las mujeres en esa época. por lo tanto, es a través de su análisis profundo y riguroso que Federici revela la conexión intrínseca entre el patriarcado, el capitalismo y la opresión de género, iluminando así la continuidad de las estructuras de poder que todavía persisten en la sociedad contemporánea.
ResponderEliminarPor otro lado, se me hace necesario reflexionar sobre la apuesta de (Wolf, 1990), sobre la implicación de los significados. Recuperando lo que se advirtió en una de las primeras clases, los significados, están de alguna manera implicados en este caso específico en la producción de la mano de obra. Aquí es resaltable, sin desestimar otro tipo de aproximaciones sobre su implicancia, que el significado parece anteceder a un escenario de disputas y campos de fuerza preestablecidos. Pero quiero centrar mi reflexión en lo que se ha dicho en un contexto histórico marxista sobre la producción de la mano de obra, el control de los medios de producción y su articulación con el patriarcado. Lo que se sigue discutiendo y es central volver a traer a la reflexión es los niveles de poder y violencia que pueden ser incluso independientes a la producción de una mano de obra determinada. Entonces, seguirán apareciendo preguntas sobre la casa de brujas. Es decir: ¿cuáles fueron las verdaderas causas de la casa de brujas? Tienen que ver con el patriarcado, o el patriarcado antecede o aparece en contrariedad con la casa de brujas y el control de los medios de producción y reproducción? ¿cuáles fueron las verdaderas pretensiones de la casa de brujas?
Michael Taussig utiliza la teoría de la historia de Walter Benjamin, especialmente la idea del "estado de emergencia" (o estado de excepción), para argumentar que el terror no es una anomalía, sino una condición permanente y normalizada en la sociedad. Para Benjamin, el estado de emergencia no es una excepción que ocurre solo en momentos de crisis extremas (como guerras o regímenes totalitarios), sino que es la regla en la historia de los oprimidos. Taussig retoma esta idea para mostrar cómo, en nuestras vidas cotidianas, también vivimos bajo un estado constante de emergencia que refleja la violencia y el terror como elementos estructurales del orden social.
ResponderEliminarTaussig utiliza la noción de Benjamin para señalar que esta condición no es percibida por la mayoría, y que es precisamente este desconocimiento lo que perpetúa el poder del terror. Benjamin afirmaba que, para luchar contra el fascismo y otras formas de opresión, es necesario reconocer que el "estado de emergencia" en el que vivimos es lo normal, y no una anomalía. Taussig lo amplía al sugerir que el terror también se manifiesta en nuestras instituciones, como las universidades, donde el orden social, aparentemente estable, oculta profundas formas de violencia y opresión cotidiana.
Pensaba en el castigo y el control en otro sentido. Dentro de las prácticas sadomasoquistas. La dimensión del erotismo como el escenario de juegos de poder, donde el castigo puede ser un mecanismo de placer. ¿cómo se ejerce la dominación dentro de esta dimensión? ¿se trata de control? ¿ o realmente se trata de confianza y de aceptar un estado de vulnerabilidad? ¿dónde se encuentran los límites del consenso y el placer dentro de las prácticas de dominación? ¿hasta que punto se puede hablar de respeto y dónde se cruzan los límites hacia la violencia?. ¿cómo puede entenderse el suplicio dentro de estas prácticas?
ResponderEliminarEylenth Pinilla
ResponderEliminarQuiero dialogar sobre la acumulación primitiva, para Federici, que requirió la destrucción del poder de las mujeres y no se trató de una simple acumulación y concentración de trabajadores explotables y capital, es decir, este proceso requirió además de la transformación del cuerpo en una máquina de trabajo y del sometimiento de las mujeres para la reproducción de esa fuerza de trabajo. “Fue también una acumulación de diferencias y divisiones dentro de la clase trabajadora, en la cual las jerarquías construidas a partir del género, así como las de «raza» y edad, se hicieron constitutivas de la dominación de clase y de la formación del proletariado moderno” (90:2004). Consider que el capitalismo ha establecido las formas de esclavitud en el cuerpo del proletariado a partir de divisiones de género profundas entre hombres y mujeres para intensificar y ocultar su explotación, desligando así a los y las sujetas de las relaciones sociales y de la economía de subsistencia, que caracteriza la minería no regulada (la unidad de producción y reproducción para el uso).
Taussig me llevó a reflexionar en diversos aspectos, y que creo debemos mantenernos vigilantes a respecto. En primer lugar, esa dicotomía a la que nos aproxima el terror entre la histeria y la anestesia, el terror está tan normalizado en nuestra vida diaria, que a veces parece que no lo vemos (o nos negamos a hacerlo), así pues el efecto anestesiante, ya no lo cuestionamos, ya no lo evidenciamos, simplemente lo justificamos.
ResponderEliminarOtro de los elementos que me resultaron interesantes es cómo se ha manipulado el discurso (histórico) para hacer común lo que debería ser anormal y para justificar lo que más bien debería cuestionarse. Creo que en el ejemplo de los apaches Taussig expresa de forma sumamente clara este efecto.
Respecto a la lectura de Taussig (2004) sobre el uso del terror como medida de control en una población, me recuerda que no hay territorio libre de prácticas de pánico. Sobre todo, cuando la finalidad de quienes están al frente de implementarla les interesa mantener un control especial sobre una zona en particular. Cuando el autor nos habla de la idea del estado de emergencia en que viven algunos pueblos, justo nos recuerda que el uso del temor en algunas prácticas sociales no son reflexionadas como anomalías, porque quienes lo viven, también lo asumen como la regla de la convivencia diaria. Entonces, esta regulación se convierte en un mecanismo de operacionalidad, qué, como dijera Foucault en la Microfísica de poder (1979), es necesario revisar las técnicas y procedimientos establecidos para comprender la vida regulada en que se encuentra una población determinada. Claro, siempre y cuando se tome en consideración el contexto del lugar.
ResponderEliminarSesión 6. Desde la economía del castigo existen diversas normas que tienen la función de sancionar y castigar cuando no se siguen las reglas sociales y patriarcales de servir, dar a los demás y aceptar diversas formas de violencia, situaciones estas normalizadas por haber sido replicadas y por lo tanto apoyadas por las diversas instituciones como la iglesia, la escuela y la unidad familiar tradicional. Sin embargo, me parece que, desde nuestra experiencia como doctorantes, por el solo hecho de estar en este espacio hemos dado pellizcos al sistema patriarcal y de castigo, porque continuamos con nuestro proyecto educativo y de desarrollo intelectual. Digo pellizcos, porque posiblemente a la par. desarrollamos acciones de cuidados y responsabilidades de los otros, pero es de resaltar que seguimos un proyecto propio. Eso es ir rompiendo el pacto patriarcal de privilegios donde sumamos la importancia de la amistad entre mujeres, las decisiones en relación a la ILE, tomar la palabra y otras acciones afirmativas que llevan a ir construyendo una nueva política del cuerpo de las mujeres y por lo tanto, una nueva economía política.
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