Unidad II. Poder difuminado

 



Unidad II. Poder difuminado

Las siguientes dos unidades se centran en lo que Michel Foucault denomina una “concepción estratégica del poder”, es decir, un conjunto de tecnologías concretas, con un funcionamiento microfísico. En vez de centrarse en el análisis de grandes estructuras, Foucault se dirige hacia el análisis de los micropoderes (examinando sus posibles vínculos con los macropoderes). De alguna manera, esto llevó a la exploración de diversas formas del poder, y entre ellas éste aparece como una relación de lucha entre fuerzas desigualmente distribuidas (un modelo bélico del poder). Es justo aquí donde nociones ampliamente conocidas como anatomopolítica y biopolítica, como tecnologías de poder dirigidas hacia el cuerpo y la vida, respectivamente, cobran mayor relevancia; pero, de igual manera, aparecen nociones como resistencia y subversión en forma de estrategias o tácticas, algunas de las cuales parecen útiles para el estudio de grietas en el funcionamiento difuso del poder. Quizá es en esta dimensión del poder en la que la antropología, con su acercamiento a las interacciones más cotidianas, en escalas más pequeñas, tiene algo que ofrecer y puede establecer diálogos fructíferos en los campos de discusión abiertos por Foucault.

 

6. Poder y violencia

Octubre 21, 10-13 horas

Bibliografía básica

     Foucault, Michel (1976). Castigo. En Vigilar y castigar [pp. 71-131]. Buenos Aires, Siglo XXI.

     Taussig, M. 2004. Terror as usual: Walter Benjamin’s Theory of History as Stage of Siege. En N. Scheper-Hughes & P. Bourgois (Edits.) Violence in War and Peace. An Anthropology [pp. 269-271]. Blackwell Publishing.

Bibliografía complementaria

      Taussig, M. (2004). Culture of Terror – Space of Death: Roger Casement’s Putumayo Report and the Explanation of Torture. En N. Scheper-Hughes and P. Bourgois (Eds.) Violence in War and Peace. An Anthropology [pp. 39-53]. Blackwell Publishing.

      Federici, S. (2010). Introducción. En Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria [pp. 21-32]. Madrid, Traficantes de Sueños.

      Arendt, H. (2004). Eichmann in Jerusalem: A report on Banality of Evil. En N. Scheper-Hughes & P. Bourgois (Edits.) Violence in War and Peace. An Anthropology [pp. 91-100]. Blackwell Publishing.

      Milgram, S. (2004). Behavioral Study of Obedience. En N. Scheper-Hughes & P. Bourgois (edits.) Violence in War and Peace. An Anthropology [pp. 145-149]. Blackwell Publishing. 145-149.

 

7. Disciplinas y cuerpos objetos

Octubre 28, 10-13 horas

Bibliografía básica

      Foucault, M. (1976). El panoptismo. En Vigilar y Castigar [pp. 192-224]. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.

      Goffman, E. (1961). Introduction. In Asylums: Essays on the Social Situation of Mental Patients and Other Inmates [pp. 15-22]. Anchor Books.

      Coser, L. A. (1974). Las instituciones voraces: visión general / Las funciones políticas del eunuco. En Las instituciones voraces [pp. 11-26, 29-38]. México, Fondo de Cultura Económica.

Bibliografía complementaria

      Pavarini, M. (2003) (1977). La penitenciaría como modelo de la sociedad ideal. En D. Melossi y M. Pavarini. Cárcel y fábrica. Los orígenes del sistema penitenciario (siglos XVI-XIX) [pp. 189-225]. México, Siglo XXI.

 

8. Regulación de la vida o biopoder

Noviembre 4, 10-13 horas

Bibliografía básica

      Foucault, M. (2006). Clase del 1 de febrero de 1978. En Seguridad, Territorio, Población [pp. 109-138]. México, FCE.

      Foucault, M. (2006) Clase del 8 de febrero de 1978. En Seguridad, Territorio, Población [pp. 139-159]. México, FCE.

      Martin, E. 1989. Fragmentation and gender / The embodiment of oppositions. En The Woman in the Body [pp. 15-23 / 194-203]. Baltimore, Beacon Press.

Bibliografía complementaria

      West, C. & D. H. Zimmerman (1999). Haciendo género. En M. Navarro y C. R. Stimpson (Comps.). Un nuevo saber. Los estudios de mujeres. Sexualidad, género y roles sexuales [109-143]. México, FCE.

    Foucault, M. (2011). La hipótesis represiva. En Historia de la sexualidad. 1. La voluntad de saber [pp. 19-41]. México, Siglo XXI.

    Salinas Araya, A. (2013). Economía Política y Biopoder. Foucault en Río de Janeiro 1973 – 1974. Fragmentos de Filosofía, (11), 77 - 98.

    Sloterdijk, P. (2012). El arte aplicado al hombre. En los arsenales de la antropotecnia. En Has de Cambiar tu Vida [pp. 421-469]. Valencia, Pre - Textos.

    Castro-Gómez, S. (2007). Michel Foucault y la colonialidad del poder. Tabula Rasa, (6),153-172.

 

9. Agencia, resistencia y subversión

Noviembre 11, 10-13 horas

Bibliografía básica

      Taussig, M. (1993) (1980).  El diablo y la cosmogénesis del capitalismo. En El diablo y el fetichismo de la mercancía [pp. 129-150]. México, D.F., Nueva Imagen.

      Asad, T. (2000). Agency and Pain: An Exploration. Culture and Religion: An Interdisciplinary Journal, 1 (1), 29-60.

Bibliografía complementaria

     De Certeau, M. (1997). Capítulo III. Valerse de usos y prácticas / Capítulo IV. Foucault y Bourdieu. En La invención de lo cotidiano 1. Artes de hacer [pp. 35-48, 53-69]. México, D.F.: Universidad Iberoamericana.

     Scott, J. (2000). Dominación, actuación y fantasía. En Los dominados y el arte de la resistencia [pp. 41-70]. México, Ediciones Era.

     Estrada Saavedra, M. (2016). Resistencia visual: los artistas urbanos y la resistencia simbólica. En El pueblo ensaya la revolución. La APPO y el sistema de dominación oaxaqueño [pp. 305-354]. México, El Colegio de México, 2016.

Comentarios

  1. Sesión 6. Poder y violencia.
    Siempre he pensado el terror como un género cinematográfico. Y es que si pensamos en una película de este estilo, quizá podemos notar una estructura que ayuda a explicar lo que Taussig nos comparte en su texto. En estos contenidos hay algo que envuelve, que está en el ambiente. Hay algo peligroso, y aunque no lo veamos, podemos sentirlo. Y a veces, para demostrar su dominio, aquello a lo que tememos, se hace presente para disciplinar. Este estado de alerta determina las decisiones que nos mueven, que nos hace decidir; regula, permea, nos hace pensar: ¿Qué camino debo tomar para evitar mi muerte?

    El relato que Taussig comparte sobre el reporte de Putumayo hecho por Casement, se asemeja a las noticias de nuestra actualidad. Basta con abrir las redes sociales para encontrar un cúmulo de imágenes que se agolpan y que producen terror, que paralizan; cuerpos mutilados, desmembrados, vidas ultrajadas. Y más que naturalizar, surge una especie de malestar, de indefensión.

    También pienso en las narrativas que son contra discursos orientados, quizá, a una especie de justicia social, o por lo menos a crear matices en las historias generalizadas. Me acordé, cuando se tocaba el tema de los indios apaches, de una novela que se llama “Ahora me rindo y eso es todo”, de Álvaro Enrigue, que trata sobre esa frontera difusa entre EUA y México y un territorio en tensión, habitado por sobrevivientes indios del exterminio. En este relato surgen diferentes perspectivas, tanto de los apaches que roban ganado, como de quienes persiguen a estos grupos. Me hizo pensar en cómo se construyen y se transforman los discursos y el diálogo que surge de estas versiones.

    Por último, me acordé de que una conocida mía está trabajando en un documental sobre la violencia obstétrica. Ella compartió un fragmento del parto de su mamá cuando ella nació. Las imágenes son insoportables. Aparecen aparatos destinados a la manipulación del cuerpo de la mujer, para crear dolor justificados con estos fines médicos. Apenas pude presenciarlo, sin embargo, hubo algo que me llamó la atención. Y es que la mamá de esta conocida mía no expresó ningún gesto de dolor. Quise conocer la razón y ella me dijo que esa grabación la hicieron porque había una nueva técnica de parto que estaban poniendo a prueba. El médico había mencionado que otras mujeres habían sido muy escandalosas. Entonces ella quería demostrar que podía resistir ese proceso, sin gritar o hacer gestos, que es algo que se había criticado de otras personas.

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    1. Ahora si, comentario sesión 6
      En la clase pasada leímos como lectura complementaria a Silvia Federicci, una autora que se posiciona desde el marxismo y el feminismo. Normalmente, por cada curso leemos unos 30 autores y entre ellos, a una mujer. Como ejemplo cito cursos anteriores, en teoría 1 discutimos a Gloria Anzaldúa, en epistemología a María Lugones y a Donna Haraway, a está última, por supuesto, la discutimos desde la perspectiva de que era "incoherente" como propuesta epistemológica. De Federicci se comentó que realizaba un análisis muy "simple" y esto me hacía reflexionar acerca de ¿Porque leer mujeres sigue siendo incómodo? En lo personal considero que el modelo de academia mexicana está muy influenciado por lo que ha caracterizado al sistema partidista en México, al ser, paternalista y clientelar.
      Esto lo menciono porque creo que lo que nos posiciona como sujetos siendo sujetos dentro de las aulas, es en parte, lo que Foucault nombraría como el disciplinamiento desde la obediencia de " los cuerpos dóciles". Lo cual implica asentir cuando se debe hacerlo, pareciera que muchas veces no importa si se lee o no, si se opina o no, si se está en contra o a favor. Asentir tiene la ventaja de que nos permite tener una estrellita en la frente, o de por lo menos no ser considerada(o) como un sujeto incómodo.
      Por el contrario, disentir, nos coloca como cuerpo incómodo, y eso implica encarnar también la figura de " bruja", porque al discernir, no solo estamos rompiendo un pacto con algunos hombres, sino también con algunas mujeres, que muchas veces serán quien más señalen ese cuerpo incómodo que comúnmente, a partir de ahí, será señalado como cuerpo que corresponde al de las "malas mujeres", las que " son también malas esposas, malas madres y las que, ¡Oh!, seguramente tampoco se depilan los sobacos"
      Considero que leer mujeres importa, sobre todo porque desde hace ya muchas décadas, varias autoras que en su momento resultaron también incómodas ( y parece que aún siguen siéndolo) nos invitan a reflexionar y rastrear cosas que permanecían ocultas, hackear la episteme desde otros ángulos, e intentar discutir con "las voces de los ángeles", aquellas figuras sagradas dentro de nuestra cultura.
      Desde mi perspectiva, son esos cuerpos incómodos los que han formado las grietas que permiten pensar y tejer las heterotopias del futuro, uno donde no ya haya que luchar por tener un cuarto propio, ni lanzarse al río, meterse al mar, llenarse el estómago de barbitúricos, ni meter la cabeza en el horno (referencia a las muertes de Virginia Woolf, Alfonsina Storni, Alejandra Pizarnik y Silvia Plath) ... Un futuro que nos permita pensarnos desde esos " espacios otros", donde podamos dialogar con quimeras y dioses, ya no desde la subordinación de nuestra palabra, y tal vez, sin que la presencia de nuestros cuerpos siga siendo considerada "incómoda".

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  3. Estefanía Castillo Balderas27 de octubre de 2024, 21:59

    Un punto de partida para comprender a los autores y a la autora de esta sesión podría ser partir del terror como co-relato de la propiedad privada y los procesos de acumulación. En el caso particular de Federici, la vía de entrada que propone para analizar ese problema es la construcción de la diferencia sexual en un momento histórico específico. La aparición de la Bruja, es una de esas tecnologías de las que Foucault habla a lo largo del capítulo que revisamos para esta sesión.
    Quizás es Taussig el que más allá de analizar procesos históricos va a la empidermis cuando narra las formas de violencia que atestigua un trabajador o trabajadora social. Taussig quizás resonando con Foucault en "El suplicio", busca narrar el terror, a ello preguntaría ¿si realmente es posible narrarlo? Si bien Taussig se queda muy cerca de ello al analizar el informe Casement, pensaría un poco en la tesis de Wittgenstein sobre si es posible enunciar algo experimentado por otra persona (una víctima, un sobreviviente, un deudo), y si no hay algo que siempre se queda por fuera de ello. Si no cuando nos acercamos a la violencia, las palabras no alcanzan para mostrar el horror, el dolor y el terror.
    Hace un años cuando fui al Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión en Perú donde se exponen testimonios de víctimas de la violencia de Estado y de Sendero Luminoso, el recorrido comenzaba con unos paneles con fotografías de víctimas, madres de personas desaparecidas, de personas desplazadas por la violencia de una disputa atroz. Al lado se encontraban unos audífonos donde escuchas de viva voz de las víctimas sus historias, el terror encarnado, testimonios que activaban una sensibilidad; unas lágrimas que corrieron por mis mejillas me hicieron reaccionar de aquel trance en el que me había sumergido esa voz rota. Esto me lleva a pensar al terror como experiencia sensible y de las mediaciones que hoy en día hacen de ello algo cotidiano y que nos lleva a la anestesia o al trance, a la conexión, a la tristeza o al desazón.
    Finalmente, quisiera plantear la idea de sistema nervioso de Taussig que es muy potente. Aunque en la clase se mencionó el estado de emergencia como una especie de reacción que produce un seismo corporal, me parece que la tesis de Taussig es mucho más compleja y va precisamente a mi punto anterior, a lo sensible. Desde mi lectura, el estado de emergencia se parece más al estado de alerta que provoca la ansiedad generalizada. Una alteración de la percepción, la aparición de un síntoma que puede llegar a trastocar la forma de caminar, de comer, de ver; la idea de amenaza como algo presente en cada minuto. El estado de alerta es una especie de síntoma al que las sociedades se han habituado, pero, ¿no es este síntoma sino la expresión de lo que se suprime, de lo que se calla para evitar nombrar el horror? Para mí, no todo se ha de insertar en el lenguaje porque hoy en día la nota mediática de la violencia produce más bien la sensación de futilidad e impotencia. Cuando ello termine por convertirse en un sitio común, habría que apelar a la experiencia sensible a la creación de escenarios sensoriales donde podamos conectar con el sonido que emiten las cuerdas vocales de una persona en ruinas. Donde podamos permitir que una lágrima caiga al mar desde un mirador limeño.

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    1. En cuanto a tu comentario, me recuerdo también cuando visité Chile, acudí al Memorial de las personas que fueron asesinadas por el régimen de Pinochet y recuerdo mi expresión de incredulidad, dolor, angustia por lo que escuchaba, para mí era impensable lo que ahí había sucedido. De tu experiencia en Perú y de esta de Chile, me lleva a pensar que el nombrar ese terror, es lo que pudiera abrir esferas sensibles ante esta situación, pero para no repetir historias de violencia, en realidad no es así, porque
      considero que aún se sigue sosteniendo ese estado de emergencia, no para prevenir, sino para continuar como hasta ahora y evitar los sueños. Considero que aún no hemos llegado como sociedad a tener esa sensibilidad que planteas.

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  4. Jimena López Montaño8 de diciembre de 2024, 0:47

    Después de leer sobre las instituciones totales y el panóptico no pude evitar pensar sobre nuestra situación durante la pandemia del COVID 19. Goffman menciona que una de las características de las instituciones totales es que rompen la barrera ordiaria que separa las esferas del dormir, jugar y trabajar. Que normalmente se conciben esferas separadas para espacios separados.
    En este sentido, no puedo evitar recordar de cuando fue la pandemia y los hogares se volvieron en lugares de trabajo, estudio, recreación, terapia, etc. A la vez que sucedía esto, nos veíamos inmersos en una dinámica de observación favorecida por las redes sociales y el Zoom. Se modificaron modos de trabajo como el "home office". Yo sé que Goffman no se refería a esto con el concepto de "institución total" pero no puedo evitar pensar en lo bien que empatan: "todos los aspectos de la vida se conducen bajo un mismo lugar, bajo una autoridad"... ¿No sintieron así la pandemia? Solamente que eramos internos y personal al mismo tiempo... ¿Fuimos liberados cuando terminó el COVID?

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    1. Eylenth Pinilla.
      Es interesante el punto de vista de todas. El tema de la violencia lo he reflexioné en los contextos de Colombia, también he experimentado emociones similares de tristeza y frustración. Pienso en cómo la resistencia suele recordarse o reconocerse a partir de monumentos y espacios que describen lo impactante de estos procesos de violencia. Sin embargo, me pregunto si es necesario seguir conmemorándolos desde el dolor. Considero que nuestros museos de la memoria transmiten mensajes importantes, pero me cuestiono su impacto, ya que, si realmente fueran transformadores, estas iniciativas se replicarían de manera más amplia. El miedo y el terror condicionan nuestra percepción; lo analizo desde las perspectivas de Foucault.
      El Covid-19 es un ejemplo tremendo, y conecto esto con mis reflexiones sobre la minería informal. Durante la pandemia, las sociedades capitalistas vivieron las restricciones de forma más intensa. Sin embargo, durante mi trabajo de campo, observé algo distinto: por ejemplo, no hubo altas tasas de contagio. Varias personas, al saber que las iban a confinar, optaron por trasladarse a las zonas mineras, buscando conexión con la naturaleza y conscientes de que, ante la ausencia del Estado, ciertas libertades, como caminar en cualquier horario, no serían restringidas. Es un contraste curioso. Mientras en la ciudad nos acostumbramos a medidas como el uso de gel desinfectante y mascarillas, en la minería informal las condiciones son completamente diferentes. Allí, no se cuenta con ningún tipo de protección, ni siquiera para enfrentar los riesgos propios de la actividad minera, lo cual plantea una paradoja interesante sobre cómo entendemos la protección y el cuidado en distintos contextos.

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  5. Eylenth Pinilla
    Reflexiono sobre el texto de Taussig, respecto a las caras del fetichismo de la mercancía en América Latina. Esta idea me resonó bastante, lo reflexioné mucho con mi tema de investigación. Pensar que tanto las lógicas de la acumulación primitiva como el fetichismo de la mercancía son interpretadas a través de las prácticas de las sociedades precapitalistas, es decir, las creencias que motivan las dinámicas laborales, y cómo estas se ven alteradas por el impacto de la economía capitalista. Estoy de acuerdo en que las prácticas y creencias de las sociedades precapitalistas se entrelazan con las dinámicas laborales impuestas por el capitalismo. Estas creencias, como las relacionadas con figuras míticas o espirituales, por ejemplo, el Tío de la mina en Bolivia, no desaparecen con la llegada del capitalismo, sino que se transforman y resignifican. En este contexto, el fetichismo de la mercancía no sólo evidencia la alienación del trabajo humano, sino que también se expresa en la forma en que los objetos y las relaciones económicas adquieren un poder casi mágico, alterando profundamente los sistemas tradicionales de significado y poder social. Pienso un montón en este choque simbólico entre las formas precapitalistas de entender el mundo y la manera en que las comunidades enfrentan y reinterpretan el impacto del capitalismo global. Lo pienso desde la informalidad de la minería de subsistencia, y las lógicas que caracterizan a cada contexto minero, tanto la megaminería, como la minería de subsistencia, con su amalgama de creencias, prácticas y rutuales.

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  6. Miriam Martínez Méndez11 de diciembre de 2024, 23:31

    En la sesión seis, me llevó a pensar que desde la economía del castigo existen diversas normas que tienen la función de sancionar y castigar cuando no se siguen las reglas sociales y patriarcales de: servir, dar a los demás y aceptar diversas formas de violencia. Situaciones estas normalizadas por haber sido replicadas y por lo tanto apoyadas por las diversas instituciones como la iglesia, la escuela y la unidad familiar tradicional. Sin embargo, me parece que, desde nuestra experiencia como mujeres doctorantes, por el hecho de estar en este espacio hemos dado pellizcos al sistema patriarcal y de castigo, porque continuamos con nuestro proyecto educativo y de desarrollo intelectual. Digo pellizcos, porque posiblemente a la par. desarrollamos acciones de cuidados y responsabilidades de los otros, pero es de resaltar que seguimos un proyecto propio. Eso es ir rompiendo el pacto patriarcal de privilegios donde sumamos la importancia de la amistad entre mujeres, las decisiones en relación a la ILE, tomar la palabra y otras acciones afirmativas que llevan a ir construyendo una nueva política del cuerpo de las mujeres y por lo tanto, una nueva economía política.

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